El suelo radiante es la alternativa más eficiente a los sistemas de calefacción tradicionales, ya que genera un menor consumo, proporciona mayor confort y es más respetuoso con el medio ambiente.
Como su nombre define, el suelo radiante es un sistema de calefacción que usa el pavimento como fuente de emisión para trasladar el calor o frio desde un sistema de generación (caldera, bomba de Calor, captación solar, aerotermia …). Es un sistema llamado de inercia térmica lenta y se trata del sistema mas eficiente para dar calefacción y refrescar tu hogar.
Está constituido por una red de tuberías distribuidas de forma uniforme por debajo del pavimento. En ellos circula agua, consiguiéndose en el ambiente una temperatura altamente homogénea y confortable tanto en invierno, como en verano.
Su funcionamiento se define en la norma UNE-EN 1264 como un sistema de calefacción por el suelo, en el que los tubos, que transportan agua con o sin aditivos como fluido calefactor, están ocultos bajo dicho suelo.
Las instalaciones radiantes para calefacción pueden ser de dos tipos; suelo radiante eléctrico y el suelo radiante por agua caliente, pero en este artículo nos centraremos en el suelo radiante por agua caliente que suelen ser los más habituales.
En el caso del suelo radiante, a diferencia de otros sistemas de climatización, como el calor proviene del suelo, éste no se pierde en la parte alta de la habitación, contribuyendo a mantener una temperatura agradable durante más tiempo.
Los suelos radiantes requieren de menor energía para funcionar mientras producen el mismo nivel de confort que un sistema de calefacción central tradicional, además de ser sistemas más limpios y sostenibles para calentar.
Gracias a que los circuitos que transportan el agua son muy delgados, de entre 6 y 10 mm, el caudal a mover es mínimo. La cantidad de energía necesaria para calentarlo o enfriarlo también lo será, y encima las temperaturas a las que opera son bajas (entre 30 y 45 grados), por eso es un sistema muy eficiente.
Al existir una red de tuberías bien distribuidas bajo el suelo, se consigue una uniformidad del reparto de temperatura evitando asimetrías (zonas más calientes o más frías) que en otros sistemas de climatización, como pueden ser los radiadores o fancoils.
Instalar suelo radiante es una tarea compleja que debería realizar un profesional (más aún si se trata de suelo radiante refrescante). En ocasiones no es posible usar el suelo por diferentes motivos. Por ejemplo en pavimentos históricos u oficinas con suelos técnico. En estos casos se pueden usar paredes y techos como sistema de emisión.
Además, es un sistema de calefacción o refrigeración más saludable que el uso de radiadores, ya que minimiza la aparición de humedad y la proliferación de ácaros y moho.
Los diferentes pasos son:
Uno de los primeros aspectos que tenemos que tener en cuenta es el espesor del suelo sobre el forjado de la obra. Lo ideal es que el espesor suelo radiante sea de unos 8 centímetros. Como ya hemos mencionado en el apartado de instalación, también hay que tener en cuenta que en la instalación se incluye el espesor mortero suelo radiante, el panel aislante y las tuberías.
Si se está pensando en instalar un sistema de calefacción por suelo radiante y deshacerte de los radiadores en favor de un suelo radiante, quizá la pregunta principal es que pavimento escoger.
Entre los mejores pavimentos o acabados para suelo radiantes están las baldosas y la piedra. Y es así porque ambos tienen una alta conductividad térmica, es decir, el calor de una tubería de calefacción por suelo radiante o de cables se transfiere a la superficie del suelo rápidamente.
La cerámica es un buen conductor del calor por lo que, junto con la piedra, son dos de los recubrimientos más destacados.
Además, la cerámica como pavimento para suelo radiante es resistente y de fácil limpieza.
A la hora de colocar suelo radiante de madera hay que diferenciar entre suelos laminados, parquet flotante madera, y tarimas flotante suelo radiante o parquet macizas.
Su comportamiento es diferente, así pues, las tarimas o parquet de madera maciza se deben encolar a toda la superficie. Esto es debido a dos factores, por un lado a los movimientos que pueden provocar los cambios de temperatura y, por otra parte para aumentar la eficiencia energética. Hay que asegurarse que la solera es perfecta para encolar la tarima, y que tanto la cola, la especie de madera y el grosor son los más adecuados.
Por otra parte, en el caso de la tarima para suelo radiante con parquets flotantes de madera, aunque sean multicapa sería conveniente tratarlos como tarima maciza y encolarlos a toda la superficie para asegurarse de su estabilidad.
Las tuberias que se utilizan para suelo radiante son tuberías plásticas de polietileno dada su mayor resistencia a la corrosión, su flexibilidad y su precio más reducido. Y dentro de las diferentes tuberías plásticas existentes, el mejor tubo para suelo radiante es el tubo multicapa, formado por tres capas que combinan termoplástico con aluminio.
Otro elemento fundamental en la instalación de suelo radiante son los colectores suelo radiante
La función de los colectores en una instalación de suelo radiante es que, partiendo de un único circuito principal, obtener varios circuitos derivados.
Siempre deberá de existir un colector de impulsión y un colector de retorno por cada zona a calentar.
Dentro de una misma instalación de suelo radiante pueden existir varias zonas. A cada una de esas zonas se ha de incorporar un conjunto con colector de impulsión y colector de retorno. El colector de impulsión es el encargado de distribuir el agua caliente de la caldera a los diversos circuitos que componen la instalación. En cambio, el colector de retorno devuelve el agua que se ha enfriado en el circuito, a la caldera.
Hay que tener en cuenta que un grupo de colectores no debe alimentar a circuitos de plantas diferentes.
Para la regulación termostática de cada uno de los circuitos del suelo radiante se utiliza un termostato ambiente que permite cerrar o abrir el cabezal situado en el colector permitiendo que los circuitos repartan agua caliente a baja temperatura, entre 30 y 50 grados.
Una vez realizado el equilibrado con los reguladores, debemos asegurarnos que el salto térmico entre la ida y el retorno no sea superior a 10ºC. En caso de que lo supere nos indicará que la velocidad de la bomba es insuficiente, por lo que hay que aumentar la velocidad de la bomba o hay que ir cerrando las vías hasta conseguir el salto deseado.
Dentro de los diferentes tipos de válvulas, la válvula termostática es la mejor opción para sistemas de calefacción por suelo radiante ya que disponen de una función de seguridad que, en caso de fallo en el suministro de agua fría, el suministro de agua caliente se corta automáticamente (evitando así quemaduras).
Suelo radiante temperatura impulsión: el principio básico del suelo radiante es la impulsión de agua a baja temperatura en torno a los 40ºC en invierno y a 15ºC en verano.
La calefacción por suelo radiante es la forma energéticamente más eficiente de calentar un espacio dando una sensación de comodidad al espacio sin la necesidad de radiadores voluminosos. Se trata del sistema de calefacción que emplea la temperatura de impulsión de agua más baja.
La instalación aerotermia suelo radiante combinado con aerotermia proporciona un elevado rendimiento energético consiguiendo importantes ahorros de energía. Esta combinación de sistemas reúne las ventajas de los dos sistemas, la buena eficiencia de la bomba de calor aerotérmica y la agradable distribución de calor del suelo radiante.
Por su parte, en una instalación de calefacción por suelo radiante con caldera de pellets la flexibilidad de la biomasa respecto al emisor es mayor que las bombas de calor.
En este caso, hay que tener en cuenta que ni la caldera de biomasa ni el suelo radiante pueden detenerse de forma inmediata por el calor acumulado sobre la instalación, por ejemplo, no se puede detener su combustión hasta que se quemen los últimos restos introducidos.
Pero, por otro lado, cuando el suelo radiante va acompañado de una caldera de pellets, el rendimiento es muy alto, pudiendo trabajar el sistema a menor temperatura logrando menos pérdidas en las redes de distribución.
Al igual que utilizamos una instalación por superficie radiante para proporcionar calefacción, también puede utilizarse para enfriar o refrescar el ambiente.
Habrá que tener en cuenta el límite de enfriamiento de estas superficies. Dicho límite se encuentra en la temperatura de rocío del aire ambiente (que depende de su contenido en humedad) y la temperatura mínima en el caso de suelos fríos compatible con las condiciones de confort térmico según establece la norma UNE EN 7730. De esta forma nos aseguraremos que no se produzcan condensaciones de agua sobre la superficie fría.
Los sistemas de superficies radiantes como sistemas de enfriamiento requieren de un sistema de regulación y control que permita seleccionar y regular posteriormente tanto la temperatura del agua que se impulsa en el sistema primario como controlar independientemente la temperatura ambiente de cada uno de los espacios que se desea climatizar.
Como vemos, una de las pegas que puede tener el suelo radiante refrescante, es la condensación. Por lo que este tipo de instalaciones son más adecuadas en zonas geográficas en las que la humedad del aire sea baja, bien por las condiciones ambientales de la zona geográfica, o bien porque la carga latente sea pequeña.
El consumo suelo radiante dependerá en gran medida del sistema de calentar el agua: caldera de gas o biomasa, aerotermia, geotermia o energía solar.
Pero no olvidemos, como premisa, que los radiadores tradicionales emplean agua una temperatura de 70ºC, mientras el suelo radiante no supera 35ºC ( es decir, la mitad ).
Como en todos los sistemas, el suelo radiante tiene una serie de inconvenientes a tener en cuenta:
Una vez nos hemos decidido por suelo radiante como sistema de emisión de climatización de nuestro hogar u oficinas, la gran duda es ¿cuánto cuesta poner suelo radiante?
El precio medio del suelo radiante por m2 puede estar en los 50 euros/m2, sin incluir el precio del mortero. En la instalación de suelo radiante en una vivienda de unos 100 metros cuadrados el precio puede quedar entorno a 6.000 y 7.000 €.
Aunque estos son los precios medios del mercado, ya que podemos encontrar que el precio de instalación de suelo radiante en franjas entre 30 €/m2 hasta 95 €/m2.
A este precio m2 suelo radiante habrá que sumar también el precio de cambiar el suelo.
Finalmente, el tema de limpieza y mantenimiento de instalaciones de suelo radiante hay que tener en cuenta, que al igual que cualquier instalación de circuitos cerrados, la del suelo radiante también necesita de limpieza. Los sistemas que utilizan llenado con agua de red, están abocados, con el paso del tiempo, a la generación de lodos, algas, corrosiones, oxidaciones y fangos.
Esto es así porque el agua de red está llena de microorganismos, bacterias, y elementos químicos. Y, esto sumado a que las instalaciones de suelo radiante funcionan a baja temperatura, tenemos el coctel perfecto para la proliferación de microorganismos. Y esto va a ser independiente de si la tubería es 100% impermeable al oxígeno, o si se trata de tubería PEX-A de polietileno, tubería multicapa, o cualquier otro tipo como cobre, etc; aunque si es cierto que si las instalaciones cuentan con tuberías sin la capa antidifusora de oxígeno se ensucian muchísimo más rápido y si la tubería es una tubería multicapa o un polietileno reticulado de alta densidad con capa antidifusora de oxígeno certificadas, la entrada de oxígeno en esta parte de la instalación estará asegurada al 100%.
Realizar la limpieza de una instalación de suelo radiante es sencilla con productos de limpieza específicos disponibles en el mercado. Simplemente introduciendo una cantidad de alguno de estos productos (en base al volumen de la instalación) y forzando la recirculación de la instalación durante varios días, será suficiente.
Es habitual pensar que, al no tener radiadores, este sistema de calefacción no necesita una purga para funcionar correctamente. Pero no es así. El sistema de suelo radiante también debe purgarse periódicamente.
Si el sistema de suelo radiante no dispone de una instalación dotada de un sistema de purga automática, será necesario hacerlo de manera manual. Purgar un sistema de suelo radiante, al igual que en el caso de los radiadores, no es complicado y no es necesario hacer ninguna obra.
Los pasos a seguir, a modo genérico son:
Esta operación deberá realizarse con cada uno de los circuitos del sistema de calefacción de suelo radiante que tengas instalados (cerrando y abriendo otro para repetir la operación).
Y, finalmente, una vez realizada la purga devolveremos el sistema a su estado anterior.
Aunque como vemos no es complicado, siempre es recomendable acudir a una empresa especializada en la instalación y mantenimiento de sistemas de calefacción por suelo radiante.
Referente a la mejor época del año para realizar una purga es al principio del invierno, ya que el sistema podrá desalojar el aire acumulado en su interior durante la primavera y el verano.
El suelo radiante es uno de los sistemas de mayor eficiencia energética.